Muchos de mis fans y clientes aseguran que soy la mujer perfecta, por ser hermosa, por ser inteligente y por ser super versátil y abierta. Yo les agradezco por los cumplidos y me siento honrada de encajar en sus gustos y parámetros, por su puesto, pero me gustaría ahondar un poco en la "versatilidad" y "apertura". No siempre fui así intencionalmente como ahora, de hecho muchas de las cosas que experimente e hice, fueron por falta de límites y autoestima, algo que acarree hasta hace no muchos años cuando me di cuenta de que no era feliz con la persona que era y necesitaba mejorar y evolucionar.
Un buen ejemplo de mis momentos más bajos a nivel autoestima y limites lo menciono en mi podcast "Placer, Dolor y Alquimia" cuando les cuento sobre un ex novio que monopolizaba el placer y nuestros encuentros sexuales imponiendo sus prácticas y deseos.
Con esta persona vivimos momentos muy felices y románticos, había sido el primer novio realmente amoroso y dentro de todo cuerdo que había tenido hasta el momento a mis 18 años, y lo que más me encantaba de él era su osadía y coraje para tener sexo en público, en casas ajenas escondidos, su habilidad para masturbarme y volverme loca, y que se deje lamer y meter dedos en el culo, me parecía super sexy que a pesar de sus tabúes se animara a eso, que es algo que me rondaba en la mente hace tiempo con otros ex novios. Pero pero pero, en algún punto de la relación, no noté que había empezado a "crear un monstruo", y ya van a entender por qué.
Fue tan paulatino el proceso, tan cargado de dependencia emocional por sentirnos solos e incomprendidos en el mundo a pesar de tener familia, y tan necesarios el uno para el otro que en muchas oportunidades hice la vista gorda a la gran mayoría de sucesos con tal de mantener su amor e interés...Pero él, como era hombre y había sido criado para ser uno, a pesar de ser un novio increíble en primera instancia, se terminó convirtiendo en lo que venían criando sus padres: un hombre promedio y egoísta que lo merece todo solo por nacer con pene. Ey! no dejes de leer, no creas esto se tornó en una crítica feminista hacia el patriarcado, solo trato de ponerte en contexto y darte mi punto de vista para relatarte mi experiencia.
Nuestra sexualidad como les conté hace un momento, era plena y satisfactoria, algo bochornosa por momentos cuando nuestra valentía y juventud nos armaba de coraje para darle rienda suelta a nuestros deseos en público, pero hermosa y feliz. Cada vez que nos despedíamos, me hacía experimentar esa sensación de que valía la pena estar viva, haber esperado toda una semana, haber viajado tanto para verlo, invertir mi tiempo en él, y ese "extrañarlo tanto" inmediatamente después de subirme al colectivo para encarar dos horitas de viaje hasta mi casa, flotando en una nube, recordando los momentos, suspirando de amor y placer, con esa ansiedad rica en la panza por las experiencias...todo eso me mantenía viva y satisfecha hasta la otra semana. Y yo sabía que a él le pasaba lo mismo conmigo, porque inmediatamente me enviaba un SMS para expresarme su amor, su sensación de vacío tras la despedida, las ganas de perseguir mi bondi, las ganas de que no nos separemos más porque era imposible cansarse de mí.
Tal era nuestro amor y deseo por el otro que no teníamos problema en practicarlo todo, pero el problema radicaba en que siempre era el quien dirigía la marcha de los sucesos, porque estaba criado de una manera muy conservadora, machista y dependiente por su madre que era muy dominante y corta de perspectiva, todo lo que no tenía que ver con lo que le habían inculcado sobre como debían ser las mujeres y la vida misma, para él era aberración y blasfemia, y mucho de lo que yo era y lo había enamorado de repente le chocaba y pretendía imponerme lo que sí "era correcto para mí", como comportamientos, gustos musicales, temas de conversación y censura en muchas de mis palabras y comportamientos. Accedí a algunas "sugerencias", pero no di el brazo a torcer con todo lo que proponía porque pretendía cambiarme radicalmente y fabricar una suerte de "segunda mamá" para que me pareciera todo lo que se pudiera a la madre y fuera "perfecta".
Volviendo "al monstruo" que estaba creando con mi falta de límites y autoestima, yo no interpretaba que el sexo fuera una prolongación de la mente, deseos, creencias, traumas y demás cuestiones trascendentales de una persona, yo solo lo veía como algo placentero y divertido, y nunca le diría que no al placer y la diversión constara de lo que constara, pero ahí estaba mi error, por mi inexperiencia y juventud, estaba permitiendo y accediendo a prácticas que no me satisfacían ni llenaban con tal de afianzar el vínculo y seguir manteniendo su amor e interés en mí, y más temprano que tarde las cosas se salieron de control.
El placer mutuo se quebró para posicionarme a mí como única proveedora de placer y a él como único objeto de deseo, y esa posición no me gustaba del todo, si me gustaba proveerle placer, pero no sentir que de repente era mi total responsabilidad darlo todo y tratar de disfrutar en el intento. El primer fetiche importante que presento fue su deseo de que lo feminice, le gustaba usar mi ropa interior, mi ropa más femenina, mis maquillajes y hasta mis accesorios no alternativos o "metaleros", y se un alter ego femenino con gustos ultra femeninos, gustos que ni siquiera yo tenía ni disfrutaba como el común denominador de las chicas de esa época, pero él los conocía y consumía en secreto, y me los imponía, y ahí estaba yo, complaciendo, adaptándome, flexibilizando mis gustos, y revisando mi ideal de hombre. Una de las principales cosas que le gustaba a este personaje, era que lo masturbe como a una mujer pero analmente, mientras se vestía con mi ropa o alguna prenda que se compraba y podía ocultarle a la familia, que lo trate como a una "dama" y que ejerciera un rol caballaresco y complaciente, para que lo haga acabar así, quedándome yo con ganas de todo y sintiendo un vacío tremendo allá por la quinta o sexta vez de corrido que gastaba mis vueltos de los mandados en el telo solamente para hacerlo acabar a él.
La siguiente peculiaridad que trajo al cuarto, fue el fetiche “infantilizador” para conmigo, y lejos de sentirme agasajada y disfrutar, la atención que me empezó a dar fue muy incómoda e inadecuada para mis ideales de sexo de la época. A él le encantaba comprarme pañales, baberos, ropa de bebe, chupetes, talcos, toallas de bebe, bombachas super infantiles y demás implementos para infantilizarme y disfrazarme a su antojo. Yo tenía que acompañar con la actitud, hablar como bebe, jugar a que era inocente y no sabía lo que hacía, gatear, fingir que lloraba y lo más intenso: hacerme pis encima, lo que me costaba muchísimo.
Me recuerdo en más de una oportunidad en pleno proceso de disfrazarme o completamente disfrazada de bebe, preguntándome que carajo mierda estaba haciendo yo ahí, en la cama de un hotel con un pañal y un chupete en la boca mientras escuchaba los gritos y gemidos de las otras habitaciones y envidiaba sanamente sus realidades. Me recuerdo siendo presionada para hacerme pis encima con su insistencia dulce pero ansiosa, y bebiendo más agua, gaseosa o jugo del que podía aguantar sin vomitar para que mi vejiga por fin deje la timidez y reviente. Me recuerdo sentada sola en el inodoro del telo esperando a la sensación de pis y llamándolo rápido para que venga a ver el espectáculo sentándome en cuclillas en el piso con los ojos cerrados muriéndome del asco y vergüenza mientras el festejaba. Me recuerdo siendo acariciada y adorada con palabras que un padre le diría a su hija querida, y sintiéndome incomoda cuando lo tierno se tornaba sexual, dice la ciencia que la pasión nace en el mismo sector del cerebro donde se manifiesta la ternura y la ira, todo tan contradictorio e irónico.
El desfasaje en nuestra sexualidad fue tan paulatino y extraño, matizado con tanta necesidad de atención y contención de uno por el otro, que lo percibí solo cuando noté que ya me había hartado completamente de él y me daba repulsión verlo, acceder a las visitas o paseos, y evitaba ir al telo. Para mí el sexo siempre fue el termómetro de mis niveles de salud y bienestar, no querer coger con mi objeto de deseo era una contundente alarma de principio del fin.
En más de una ocasión le había planteado alternar y variar un poco las prácticas para no aburrirnos, pero él siempre se tomaba todo a mal y cualquier sugerencia mía la interpretaba como queja, critica y que no me gustaba estar con él. Tanto tiro de la soga, tanto me canso su discurso emocionalmente extremista, su incapacidad de ponerse en mi lugar y su monopolización del placer, que termine cortando la relación y le dije los motivos en la cara para que por fin entendiera que era lo que yo sentía y como lo percibía "Quiero un hombre de verdad que me coja y me trate como la mujer de verdad que yo soy, en todo sentido" y con un dolor tremendo en el alma y una sensación total de injusticia e impotencia, durante una semana recordé cada momento feliz y apasionado, y grabe a fuego nuestros mejores para pajearme a pleno solo con lo mejor, y trate de reprimir los momentos insulsos de la etapa final, pero siempre recordando que los motivos de ese final no fueron los fetiches sexuales sino su egoísmo.
Si algo tenemos los escorpianos, o quizás es más bien una cosa mía, es que, si decido terminar algo, es porque ya no tenía más nada que aportar a mi vida esa situación o persona, y las pocas veces que di segundas oportunidades fueron pura basura. Por eso hice caso omiso a todas sus peticiones de regreso y de reestablecer el vínculo, porque en su discurso nunca hablaba de retomar las cosas buenas, sino del dolor que le causaba saber que esas prácticas peculiares no iban a tener quorum con todo el público femenino y que iba a ser difícil encontrar a una mujer que se las respete y alimente como hice yo, y aunque era tentador volver y romperme la cabeza contra la pared, me convencí a mí misma de que tenía que encontrar a ese "Hombre de verdad" que me satisficiera rico y a quien satisfacer también, siempre en igualdad de condiciones.
En cuanto a qué perfil psicológico puedo dibujar de este ex novio, no puedo decir que precisamente tuviera tendencias homo, pero puede que hoy en día practique el género fluido o que le guste travestirse al menos, y en cuanto a las practicas “infantilizadoras” , descarto completamente que sea una persona peligrosa para la sociedad, sino que más bien me trataba como a él le hubiera gustado que lo traten de pequeño y si hubiera sido mujer, nada que temer.
La síntesis total de todo esto es que muchas veces hice cosas que no estaba segura de si quería hacer solo para encajar y sostener algo que me importaba o que me quieran, algunas experiencias fueron satisfactorias y otras un desastre, pero no reniego de que me abrieron las puertas a nuevas experiencias intimas que el dia de mañana me servirían de referencia para ShyyFxx tu Gauchita Argentina.
Hoy en día, con seguridad, límites y autoestima, elijo que deseo practicar y que no, y admito que hay cosas que no volvería a hacer nunca más.
Sin embargo, como ShyyFxx soy capaz de interpretar cualquier rol que se requiera porque me lo tomo como un reto y además la premisa es que puedo cumplir tus fantasías virtuales favoritas sin juzgarte, es diferente porque es un trabajo y no comprometo mi propio placer en medio. Podés encontrar las opciones de videollamada, sexting o videos personalizados para encargar en mi tienda si te apetece experimentar.
Acá te dejo 3 capítulos de mi podcast "Placer, dolor y alquimia" en los cuales hablo de todo esto un poco más detalladamente, sepan disculpar la calidad de los videos y mis pocas aptitudes para relatar en cámara, eran mis primeros videos allá por el 2020, pero se pueden disfrutar sin buscarle mucho la vuelta, seguro próximamente me anime a recrearlos y subirlos nuevamente.
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph6003239b43fb0&pkey=186945402
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph60035b93dd9b8&pkey=186945402
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph6003b94f6c6d6&pkey=186945402